Río Salado: la megaobra de dragado que busca recuperar 8,5 millones de hectáreas

10 agosto 2021

Empezó a planearse en 1997 y tuvo su primera licitación en 2002, aún sigue siendo una deuda de la provincia de Buenos Aires.


Entre los objetivos del proyecto están reducir los impactos negativos que tienen los factores climáticos en la economía de la cuenca, mejorar sus condiciones económicas a través del desarrollo sustentable de su potencial y preservar el valor ambiental


   El Plan Maestro Integral de la Cuenca del Río Salado, cuya objetivo es superar los factores limitantes de la producción y el desarrollo de la región, constituye la obra de movimiento de suelo más importante del país

   Los trabajos registran importantes avanzas y allí ahora operan día y noche, 18 dragas. Uno de los tramos en ejecución, próximo a la ciudad de Roque Pérez, tiene nueve máquinas trabajando y presenta un avance del 65%, cuando a fines de 2019 estaba en un 9%.

   La obra lleva 20 años y busca ensanchar y darle mayor profundidad al río que atraviesa la provincia de Buenos Aires.

   En definitiva, se trata de adelantar el trabajo que la propia naturaleza se encargaría de hacer a lo largo de miles de años. El objetivo final es mitigar el impacto de las inundaciones y recuperar unos 8,5 millones de hectáreas productivas.

   Los trabajos actuales se enfocan en la etapa 4 que -con unos 212 kilómetros de extensión- es el tramo más complejo para intervenir. Allí, dragas, retroexcavadoras y camiones avanzan de manera coordinada para ganar cauce y profundidad. A esa altura del río opera una UTE conformada por las constructoras Queiroz y Centro.

mapa cuenca salado

   La vista desde el helicóptero permite tomar dimensión de la inmensidad de los trabajos. Las dragas de corte apuntan su cabezal giratorio contra el lecho del río y unas poderosas bombas centrífugas envían la mezcla de tierra y agua hacia el exterior.

   El trabajo es armónico y se complementa con retroexcavadoras y camiones que operan en otros puntos del río. El agua se desplaza alrededor de las máquinas, baja sin prisa en dirección al mar y encuentra su camino en canales provisorios hasta que se complete el nuevo cauce.

   Los millones de metros cúbicos de barro que succionan las dragas van a parar a los recintos, unos gigantescos piletones construidos con murallones de tierra por retroexcavadoras donde las mangueras de las dragas vierten el barro que extraen del río.

   Por un proceso de decantación, el agua se va filtrando de esos piletones y vuelve al río. A lo largo de semanas solo quedará tierra muy favorable para el cultivo.

   A la vista se ven como mesetas al costado del río que con el paso de los días se volverán una opción para la siembra y un refugio de altura para el ganado en caso de crecidas. Con el barro que se extrajo del río ya recuperaron más de 1.200 hectáreas en recintos planificados.

río salado obra

   Algunos datos históricos para dimensionar la obra: en 1859 el Canal de Suez fue el primer canal artificial navegable realizado con máquinas excavadoras.

   Se quitaron 50 millones de metros cúbicos de tierra a lo largo de 163 kilómetros. Otro caso: en Panamá se sacaron 183 millones de metros cúbicos de tierra a lo largo de 80 kilómetros para unir el océano Pacífico con el Atlántico.

   La obra del Salado supera por lejos esas obras emblemáticas, toda vez que hasta el momento se llevan excavados casi 265 millones de metros cúbicos de tierra con una inversión que ronda $11.000 millones financiados por el gobierno nacional y el Banco Mundial.

   "Lo que se trata de hacer es acelerar a la naturaleza, ayudarla para mejorar la red de drenaje de la cuenca. Lo que estamos haciendo de manera antrópica iba a suceder en forma natural pero dentro de miles de años", asegura el subsecretario de infraestructura hidráulica, Guillermo Jelinsky.

Una cuenca de 17,5 millones de hectáreas

   El 'Salado del Sur' nace en Teodolina, un pequeño pueblo del sur de Santa Fe, casi sobre el límite de la provincia de Buenos Aires. Desde allí vivorea con dirección sudeste para desembocar entre las dunas y cangregales de la bahía de Samborombón.

   Se trata de un cauce natural que drena que una superficie equivalente al 60% del territorio de la provincia, esto es más de 17 millones y medio de hectáreas.

   El agua baja con calma por una tenue pendiente en un serpenteado cauce hacia el mar. La diferencia de la altura entre su nacimiento y la desembocadura es mínima: apenas unos 70 metros en sus 640 kilómetros de recorrido.

   Pero el Salado tiene además otras particularidades: a diferencia de la mayoría de los lugares en donde la proximidad del río implica una ventaja socioeconómica, en la provincia la cercanía al Salado históricamente presentó una dificultad.

   Las causas de los actuales problemas hay que rastrearlas en la propia evolución geomorfológica del río.

   La cuenca se originó a partir de un extenso período de desertificación en el que los procesos eólicos prevalecieron e influyeron en la formación del paisaje.

   Las lluvias que llegaron tras esos largos años de sequía y erosión fueron formando una secuencia de abanicos aluviales que van desde las sierras del centro de la provincia hacia el norte. Pero el sistema de drenaje natural aún no tuvo la maduración suficiente para adaptarse a ese cambio climático.

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   Por sí solo el sistema no cuenta con la capacidad necesaria y como resultado se producen en la actualidad inundaciones generalizadas y prolongadas. Jelinski explica que con el tiempo, la red de drenaje natural evolucionará hasta adaptarse a las condiciones climáticas, pero este proceso puede llevar miles de años.

El plan maestro del Río Salado

   A mediados de los años 90, la crecida de las aguas jaqueaba a la provincia y las inundaciones impactaban no solo en las zonas productivas sino en las ciudades.

   Por esos años, el entonces gobernador Eduardo Duhalde -que contaba con el Fondo del Conurbano- decidió intervenir la cuenca a través de un Plan Maestro.

   Para eso contrató a la consultora inglesa Sir William Halcrow & Partners Ltd. que fue la encargada de elaborar un mega plan de carácter Integral para reducir los Impactos negativos de las inundaciones y sequías en la cuenca.

   Jelinski aclara que el objetivo del Plan Maestro no es evitar inundaciones, sino mitigar su impacto. "Definimos qué lluvias vamos a aceptar, qué crecidas van a quedar contenidas dentro del cajón del río, y cuales van desbordar el cauce. Para este último caso se hacen obras no estructurales que buscan proteger ciudades, y generar los recintos que luego pueden cultivarse".

obras cuenca del salado

   El plan maestro del Río Salado divide los casi 700 kilómetros del río en cinco tramos. Los tramos 1 y 2 se ejecutaron entre 2005 y 2008. Mientras que el tercer tramo se llevó a cabo entre 2008 y 2015.

   En 2017 el gobierno de María Eugenia Vidal encaró la etapa 4 que, con unos 212 kilómetros de extensión, es la más compleja de llevar adelante. Los trabajos se licitaron ese año y las obras comenzaron en 2018, pero de inmediato perdieron fuerza tras la fuerte devaluación y la crisis económica.