¡Detenga el transporte, Señor Juez!

22 marzo 2022

Tras un descarrilamiento en Olavarría, el 14 de marzo el Juzgado Federal N° 1 de Azul  prohibió la circulación del tren entre Constitución y Bahía Blanca hasta tanto se cumplan varias condiciones.


El 8 de marzo, cerca de Olavarría, descarriló un tren con más de 400 pasajeros. Hubo 22 heridos leves.


Por Jorge de Mendonça (*)

(*) PG en Política y Planificación de Transporte.

   Por supuesto que no tiene que circular ningún tren entre Plaza Constitución y Bahía Blanca, pues quizá ni un solo metro de vía pueda responder a los estándares del Shinkansen, el Acela o el AGV, estimada Señoría.

   Se hace necesario que detenga al tránsito aéreo, pues la radarización no es completa y tan solo depende de la buena fe del piloto, que tenga la amabilidad de mantener prendido el transponder de su nave.

   Es muy importante que detenga la navegación por los ríos y los mares, pues aún se desconoce en qué momento se desatará un tifón en las costas del Plata.

   Resulta en extremo necesario que también prohíba la circulación de automotores de cualquier tipo por caminos y carreteras que no tengan división central, cruces en diferente nivel, semaforización, el necesario asfaltado y, por supuesto, señalización horizontal y, hasta que no estén dadas las condiciones, por favor, suspenda ómnibus urbanos, zonales e interurbanos, lo mismo que camiones, autos particulares y hasta bicicletas.

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   Que no circule más un solo tren de carga, pues aún no son autónomos y son conducidos por persona a bordo, las que podrían lastimarse en un fortuito incidente.

   Se han caído muchos aviones en vuelo, por lo que usted debería prohibirlos hasta tanto no sea posible certificar que, el aire, sea seguro para sostenerlos a suficiente altura.

   Que no circule más ni un solo tren de ningún tipo, hasta que no quede un solo paso a nivel, y que no circule ni un solo automotor en ninguna calzada que, en el recorrido, podría encontrarse con un paso a nivel de ferrocarril o con la zona de paso de algún avión por encima de tal calzada.

   Y, ya que estamos, prohíba los natatorios, pues podría ahogarse alguien y la electricidad a domicilio, tanto como el gas, pues podría generarse algún incidente.

   Quizá, Su Señoría, debiera considerar el entender la razón por la que las cosas están así, con trenes descarrilando, con radarización incompleta, con insuficientes cruces cordilleranos, con cientos, miles de poblados abandonados por falta de caminos y abandono ferroviario.

   Quizá, su ilustrísima, debiera ir al fondo de la cuestión, y no solo comprender que no puede detener la circulación ferroviaria ni ninguna otra bajo la apariencia de las cosas, sino ir a lo profundo de por qué es que así suceden.

   Debería saber la razón por la que el pasto es el mayor peligro a la integridad de la vía.

   Debería entender la forma de encontrar a quien realmente sepa de la cosa, y así verificar que alguna vez se sacó del camino a quienes mantenían la vía (sin reemplazarlos con otra tecnología), y que en ninguna cuenta pública o privada está la pérdida de capital de infraestructura y de oportunidades de la economía territorial que ese no cortar el pasto, y lo que le sigue, los ha afectado.

   Usted, entiendo, debería citar a educandos del transporte y del ferrocarril en particular, y preguntarles sobre el impacto del pasto en el mantenimiento, y la trascendencia económica que hace a la incompleta red de radares, la insuficiencia de caminos asfaltados, la desaparición de ramales, la insuficiencia de telecomunicaciones, y, ya que estamos, sugiero les pregunte sobre el impacto social, económico y territorial que tiene el tamaño de un vagón, y el costo que tiene cada kilómetro por hora menos en la velocidad de un tren de carga.

   Es probable, Su Señoría, que cuando indague en estas cosas, no solo sabrá por qué puede seguir circulando el tren, sino que encontrará las culpas y a los culpables detrás de todo ello que, aunque muchos ya han muerto, lo importante es que usted encuentre y desenrolle el ovillo, y así pueda sancionar, instruir, a que las buenas praxis económico territoriales (y también del ferrocarril), regresen a dónde siempre debieron estar para resguardar la vida, la economía y el desarrollo de los argentinos.