Buenos Aires, una provincia petrolera con una región oceánica

07 febrero 2022

No solamente se trata de si en una década tendremos más temperaturas, menos agua o pocos bosques, cuestiones no menores por cierto, sino igualmente de cuántas argentinas y argentinos saldrán del desempleo, de la marginación, de tantas necesidades insatisfechas sociales, educativas y sanitarias.


Los interrogantes relacionados al cuidado ambiental del off shore son planteos lógicos por parte de la ciudadanía que deben ser adecuadamente atendidos y resueltos


Por Lic. Miguel Angel Sánchez (*)

(*) Presidente del Polo Productivo de la Región Oceánica Bonaerense

   “Estoy comprometido con mi tierra, casado con sus problemas y divorciado de sus riquezas”.

   Ésta frase del inolvidable Roberto Fontanarrosa, quizás pueda sintetizar mucho de lo que hemos visto, leído y escuchado en lo que va del año con respecto al tema off shore en el Mar Argentino, sabiendo que, sobre proyectos similares, pero concretados y en explotación desde hace tantas décadas, parece que no hubo ni hay nada que decir ni ahora ni por entonces.

   Se estima que la contaminación de los mares proviene en un 80% desde la tierra, cuyos habitantes terminan utilizándolos como basureros. Los microplásticos ya están presentes en todo el pescado y marisco que comemos, según informes de la FAO y de varias universidades que, además, indican que esos desechos plásticos matan cerca de 1.000.000 de pájaros y unos 100.000 mamíferos marinos por año.

   De acuerdo con entidades profesionales, el off shore es una actividad que se lleva a cabo bajo protocolos de sostenibilidad ambiental y que podría implicar para el país inversiones millonarias, posibilidades de más desarrollo, generación de oportunidades laborales para técnicos y profesionales de todo el país, y de la Provincia de Buenos Aires en particular.

   La creación de empleo directo se estima en 65.000 puestos y la producción en 200.000 barriles diarios de petróleo, lo que implicaría para el país, en forma directa por impuestos y regalías, ingresos por u$s4.700 millones.

bloque can 102

   Un ejemplo que da una idea de las cifras que se manejan en éste sector son los u$s23.825.000 que demanda el estudio sísmico 3D que se realizará para YPF en el bloque CAN 102, un área de aguas ultra profundas (1.200ms a 4.000 mts en la plataforma continental argentina) con una superficie de casi 9.000 kms2 (prácticamente las superficies de Olavarría y Mar del Plata juntas), al norte de la Cuenca Argentina Norte y en el límite lateral marítimo argentino - uruguayo, a más de 300kms de la costa (aproximadamente la distancia entre Necochea y Bahía Blanca), frente al extremo atlántico de la Bahía de Samborombón.

   En Argentina el sector de los hidrocarburos implica hoy una cadena de valor que integra a más de 9.000 proveedores e implica transporte, logística, hoteles, gastronomía (catering), comercio (ferretería y electrónica, combustibles), máquinas, equipos, etc. 

Transición energética

   Durante la necesaria transición ecológica, el mundo seguirá demandando petróleo y gas, por los menos en los 25 años siguientes. No podrá llevarse a cabo sin incluir productos derivados de los combustibles fósiles y, paralelamente, será intensiva en metales: cobre para la electrificación, litio, níquel y cobalto para vehículos eléctricos de batería, telurio para paneles solares, neodimio para imanes permanentes de uso en vehículos eléctricos como en generación de energía eólica.

   El ritmo de transición implica, para algunos de estos productos, 10 veces o más de lo que hoy está disponible. Todavía fabricar un teléfono celular comprende un 50% de plástico (derivado del petróleo y gas) y el resto de otros minerales.

   La minería de metales implica cerca del 15% de la demanda mundial de petróleo y la cadena de los hidrocarburos produce principalmente combustibles básicos  para el sector doméstico y de servicios, siendo sensiblemente especial para la actividad industrial.

   Teniendo en cuenta la actual matriz energética argentina (nuclear: 7%;  eólica y solar: 8%; hidráulica, bioenergía y otras energías renovables: 17%; gas y petróleo: 68%, y que los hidrocarburos inciden directa e indirectamente en los sectores productivos, igualmente debemos avanzar hacia una transición energética sabiendo, incluso, que las mismas energías renovables también tienen sus impactos y su huella.

   El uso responsable de los servicios, particularmente de la energía eléctrica, también es parte del cuidado del medio ambiente. Quemamos gas y petróleo cada vez que dejamos una lámpara encendida.

   La actividad del off shore no viene a reemplazar o a desplazar a ninguna otra actividad productiva. Una visión así es tan errónea como inconsistente.

offshore argentina

   Sí, resulta inevitable articular un desarrollo equitativo entre todos los sectores productivos, considerando sus realidades puntuales y generales, pero consensuando simultáneamente un modelo de desarrollo humano como aspecto esencial al momento de definir un modelo de crecimiento económico-productivo de nivel local y regional.

Mejor calidad de vida para la población

   Argentina y todos los países de América Latina tenemos, un doble desafío: crear las condiciones para alcanzar una mejor calidad de vida para toda la población, que en muchos casos necesita aumentar su consumo de energía, y, al mismo tiempo, reducir la cantidad de energía que es convertida en bienes y servicios.

   Es de vital importancia, entonces, que en Argentina y en la Provincia de Buenos Aires tengamos acceso a energías asequibles y confiables siempre, como también los es que la exploración y explotación tenga un papel clave en el apoyo al crecimiento económico productivo y, a la vez, al desarrollo humano con equidad e inclusión real y efectiva.

   La cuestión climática si bien es global, no implica que sea idéntica en todo el globo. No sólo hay distintos niveles de responsabilidades (e irresponsabilidades), sino que también hay distintas situaciones, insuficiencias y, principalmente, urgencias.

   Tenemos agendas similares pero no equivalentes con otras zonas del mundo. Las mayores emisiones de gas de efecto invernadero las siguen generando China, Estados Unidos, Unión Europea (28 países), Reino Unido, India, Rusia y Japón.

   Sin dudas, nuestra transición energética no será tal si no incluye una transformación de tipo social, productiva, laboral, educativa, y sanitaria amplia y real. Es éste, puntualmente, el nuevo paradigma que se nos presenta. Las regiones no sólo deben beneficiarse de los mares y sus recursos sino que, a la vez, deben comprometerse a mantenerlos sostenibles ya que contienen gran parte de las soluciones que requieren los problemas centrales de nuestras sociedades (al menos, en ésta parte del planeta): desempleo, pobreza, indigencia, energías limpias, etc.

Falsa antinomia producción vs. ambiente

   El medio productivo, social y ambiental son un mismo medio, por ello, en la falsa antinomia producción vs ambiente es la sociedad toda la que pierde.

   De allí que comprometer políticas públicas a esta tríada productiva, social y ambiental se hace cada vez más perentorio e ineludible como una política de Estado misma, sabiendo además que conlleva intrínsecamente un alto valor geopolítico.

   Desarrollar o no los recursos de la Plataforma Continental Argentina, cualquiera de ellos, es en definitiva un atributo propio del Estado.

La Región Oceánica de Buenos Aires

   La actividad del off shore es tan “vieja” en Argentina y en ésta provincia como tan nueva es la noticia.

   La utilización de la técnica exploratoria sísmica en el Mar Argentino data de fines de los años 50 y Argentina tiene hoy 36 pozos en producción dentro de las 12 millas marinas de las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego; y en las costas de la Provincia de Buenos Aires desde 1960 se registran unos 50.000kms de exploración sísmica y la perforación de 18 pozos (el último en 1997), con técnicas que no produjeron ninguna situación ambiental adversa (Instituto Argentino del Petróleo y del Gas).

offshore argentina

   Sin embargo, en las costas bonaerenses, los plásticos sí generan más de la 80% de la contaminación afectando a aves, tortugas y mamíferos marinos.

   Si bien las próximas exploraciones offshore no se realizarán dentro del espacio territorial marítimo bonaerense (la Cuenca Norte está más allá de las 12 millas), se calcula que de resultar positiva su etapa inicial de exploración, se iniciaría un proyecto de 20 años que implicará beneficios para la población bonaerense en creación de empleo y desarrollo de proveedores (servicios y productos).

   La Región Oceánica Bonaerense (ROB), con una superficie similar o superior a países como Corea del  Sur, Grecia, Honduras o Bulgaria, y una población que supera los 2.200.000 de habitantes, tiene una ventaja altamente estratégica, valiosa y competitiva que muchos países en el mundo (44, de los cuales 32 países tienen altos niveles de pobreza y pagan altos costos de transporte para exportar e importar productos) no tienen: acceso directo al mar.

   Se trata de una región industrial, agrícola, ganadera, y de servicios, pero también oceánica o atlántica, que puede unirse al resto del país y al mundo también navegando. 

   El marítimo es uno de los principales sectores estratégicos para el desarrollo de nuestra provincia y su potenciación es fundamental para la misma, para esta región y el país. Los mares y océanos, imprescindibles para la subsistencia del ser humano, generan esa “economía azul” que reconoce la importancia de los espacios marítimos como motores de la economía general por su gran potencial para la innovación, el crecimiento y el desarrollo.

   Según la OCDE, para el 2030, muchas industrias basadas en el océano “tienen el potencial de superar a la economía global en su conjunto, tanto en términos de valor agregado como de empleo”.

   El producto de la economía oceánica mundial se estima en 1,3 billones de euros en la actualidad y podría llegar a más del doble en apenas 8 años más.

   La misma transición energética va a generar numerosos retos y oportunidades, requiriendo de la innovación y la cooperación de los todos los agentes vinculados a la actividad marítima.

   Y ésta plataforma (ROB), precisamente, busca coordinar todos los sectores posibles de la región contribuyendo a generar sinergias.

   Se incluyen así a los recursos marinos, las energías renovables marinas, las actividades portuarias, el transporte marítimo y la logística; la pesca y su cadena de valor en tierra (conservas, frigoríficos, etc.); la industria naval (liviana y pesada), la metalmecánica y petrolera; el turismo costero y su red (gastronomía, hotelería, cultura, etc.); la bioeconomía y biotecnología; la investigación y la educación e, incluso, hasta los sectores marítimos del sector público (Pampa Azul, Armada, Prefectura Naval,  CONICET, INIDEP, CIC, etc.).

   Respaldar e impulsar conjuntamente a cada parte de éste sistema marítimo; incentivar los mecanismos de colaboración público-privados; retener el talento e impulsar la cualificación de los equipos humanos; aumentar la capacidad de comercio exterior; impulsar el uso del transporte por agua y de las vías navegables todas pero priorizando aquellas fundamentales; aprovechar y ampliar la infraestructura portuaria y logística, el tejido industrial y la posición estratégica del país y de la provincia en el Océano Atlántico Sur, son evidencias de que poner en valor al sector marítimo bonaerense es indefectiblemente clave.

Nuevos desafíos y más oportunidades

   Produciendo entre el mar, el cielo y la tierra no sólo es el slogan de la ROB sino que, simultáneamente, identifica nuevos desafíos y más oportunidades en un territorio en el cual se quiere seguir estando pero de manera activa, participativa, y resolutiva, más no de una forma ocasional ni supletoria.

   La descentralización efectiva, no otra, se torna en una herramienta de administración y de política cada vez más legítima y valiosa para enfrentar mejor y participativamente diversos desafíos y concretar de hecho soluciones locales y regionales de impacto provincial.

   Un triángulo tan cardinal como capital existe en la Provincia de Buenos Aires representado por Bahía Blanca, al sur, en el ingreso a la Patagonia, con una fuerte experiencia en materia portuaria, petroquímica, gas, petróleo, energías renovables, logística, etc., contando con empresas certificadas en altos estándares; Olavarría, al centro, vía hacia el Mercosur, con una infraestructura y agrupamientos industriales, efectiva conectividad vial, transportes de cargas, construcción, minería, etc.; y Mar del Plata, punto geográfico extremo en el Mar Argentino, ciudad portuaria y productiva, capital de los intereses marítimos argentinos, que junto con Tandil (que con 120 mil habitantes posee la mayor cantidad de concentración de empresas de software por habitante en todo el país) van a la vanguardia a nivel nacional en la concepción y desarrollo de hubs tecnológicos, y junto al distrito bahiense cuentan con clústeres constituidos o en formación en sectores tales como energías, alimentos, petroquímica, etc.

   Ellas, se complementan con distritos claves tales como Necochea, Tres Arroyos, Balcarce, Cnel. Rosales, Gral. Alvarado, entre otros.

   Una sólida cadena de puertos se extienden de norte a sur del espacio oceánico bonaerense: Mar del Plata, Quequén, Rosales y Bahía Blanca, contando cada uno, en mayor o menor medida, con el potencial necesario para ser bases de apoyo o centro de operaciones en tierra para las actividades de la o las posibles plataformas marítimas que se instalen a más de 300kms en el mar.

offshore argentina

   Estos puertos, generadores de corredores naturales para las cadenas de valor que interconectan sus ciudades-puerto con otros centros productivos de la misma región, se integran dentro de un sistema común habitado por preciados recursos humanos y naturales.

   El entramado de empresas ubicadas en ésta zona implica esencialmente PyMes de diversos sectores industriales; metalmecánica; máquinas y equipos; naval; portuaria; química; petroquímica; alimenticia; servicios; comunicaciones, tecnologías; informática; turismo; construcción; comercial; textil; pesca; agrícola-ganadero; logística, transportes y fletes; energías; e incluso, espacial.

   A ello, se suman sus parques industriales, sectores industriales planificados, zonas de actividades logísticas (puertos secos, centros logísticos, áreas portuarias, ferroviarias, aéreas); puertos, como por ejemplo, Quequén con todas sus particulares ventajas competitivas en materia de espacios y profundidades, y Rosales, adonde ya se presenta tanto la necesidad de recambio de sus 2 monoboyas (inversión estimada en u$s20 millones) para operar con buques más grandes, como del establecimiento de un cuadro tarifario actualizado que acompañe el desarrollo de sus principales sectores productivos (petróleo, industria naval, pesca, servicios, etc.); y especialmente la Zona Franca Bahía Blanca-Coronel Rosales, única genuinamente vinculada a ésta región, con un know-how tan significativo y trascendente como su propio sistema de Sub Zonas.

   Complementa este encadenamiento de ventajas la red de universidades y centros de investigación; de escuelas técnicas y de centros de formación laboral, incluyendo las entidades sindicales y empresarias,  los organismos públicos provinciales (consorcios portuarios, CIC, Mesa Regional) y nacionales (INTI, CONICET, INDIDEP, Aduana), y, esencialmente, sus  calificados recursos humanos.

   Evidentemente es y será la visión y la acción regional conjunta la mejor y la mayor ventaja competitiva que tenemos ante el posible desarrollo del off shore.

Provincia petrolera

   En este sentido, fue fundamental que el mismo el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, definiera de entrada una posición bien clara: reconocer a Buenos Aires como una provincia petrolera, solicitando su inclusión en la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos junto a otras 9 provincias.

   “El gobierno de la Provincia va a acompañar al sector productivo en general y, especialmente, al sector petrolero, que es fuente de recursos muy importantes”, afirmó.

offshore argentina

   Es que son hechos concretos que en el suelo bonaerense se ubican estaciones de bombeo, gasoductos, oleoductos; que el 80% del crudo obtenido en todas las cuencas argentinas se procesa en las refinerías bonaerenses (4 de las 5 refinerías del país); que el crudo exportable de Vaca Muerta sale también por aquí a través (Puerto Rosales) y que están radicadas aquí fábricas de bienes de capital y equipos, válvulas, bombas, caños, ingeniería, servicios, y demás productos y servicios que la actividad petrolera demanda, incluyendo técnicos y profesionales.

   "Petróleo sin trabajo es materia prima sin valor agregado", resaltó el gobernador a la hora de marcar la diferencia entre solamente extraer crudo o, en cambio, elaborarlo, procesarlo, refinarlo y “convertido en valor agregado con trabajo, industria e ingeniería argentina y bonaerense”.

Una Agenda Común

   Atravesamos tiempos en los que se nos amontona lo urgente y lo importante, con crisis recurrente y donde las verdaderas soluciones a los problemas ya no pueden ser sólo teorizadas ni ideologizadas.

   Sabemos que el off shore es una actividad con riesgos donde los procesos de control y seguridad no son infalibles, al igual que en cualquier otra actividad humana, pero que sí registra mejoras progresivas en el tiempo (como en el sector aeronáutico, por ejemplo).

   Los interrogantes relacionados al cuidado ambiental son planteos lógicos por parte de la ciudadanía que deben ser adecuadamente atendidos y resueltos.

   “Somos nosotros, los trabajadores, quienes ponemos nuestras vidas sobre estas plataformas por lo que esperamos controles a rajatabla”, afirmaba el secretario general del Sindicato de Petróleo, Gas y Biocombustibles de la zona Bahía Blanca – Mar del Plata, Gabriel Matarazzo.

   El off shore no es la panacea pero sí es una oportunidad trascendente, que bien puede ser aprovechada para alcanzar una sistematización, equitativa, transparente e integral, a la hora de aprovechar cualquier recurso marino por parte de cualquiera de sus actores en el Mar Argentino.

   De allí la rigurosidad en sus controles, las firmes condiciones de seguridad, la aplicación de tecnológicas estrictas y el cumplimiento de la legalidad en cada eslabón de esas cadenas productivas.

Una agenda común con temas básicos

   Existen certezas, seguridades y necesidades pero también interrogantes, prejuicios y confusiones. Es el mejor momento, entonces, para ir estableciendo vías de diálogo directas, regulares y objetivas; momento de perfilar, conjuntamente, una agenda de trabajo común con ciertos conceptos y temas básicos como, por ejemplo:

   * Promover, motivar, y organizar eventos y encuentros de diálogos tanto a nivel general como de tipo productivo, técnico, académico, comercial, etc.

   * Trabajar de manera colaborativa y abierta, incentivando la participación y la asociatividad, dado que existen similitudes en los objetivos de la mayoría de las instituciones actuantes (cámaras, sindicatos, universidades, etc.) a fin de diseñar un plan o programa local y regional a aplicar según el resultado de las exploraciones.

   * Comprender y respetar las perspectivas y los fundamentos  de los principales sectores productivos que también son usuarios del mismo espacio marítimo, participándolos con ecuanimidad, proporcionando datos e información franca y concreta, dando debido acatamiento a los estudios, programas y protocolos que se exigen a nivel nacional e internacional y que las mismas empresas petroleras ya acatan en sus países de origen.

   * Conocer, adecuada e integralmente ésta cadena de valor, identificando proveedores actuales y posibles, características, requisitos, certificaciones, tecnologías, servicios, productos, etc., que resulten necesarios a corto y mediano plazo. Involucrar a los actores productivos locales, públicos y privados, por medio de rondas de consultas para analizar borradores preliminares sobre la política de contenido local y el sector de hidrocarburos off shore.

   * Advertir, inicialmente, los perfiles laborales adecuados a las demandas como así también los niveles, grados y requisitos de formación y capacitación.

   * Identificar  los cuellos de botella actuales y presumibles por falta de infraestructuras, ya que ésta sigue siendo un gran desafío para las energías y de allí la necesidad de mejora, rediseño y/o construcción de las vías de transporte (ferrocarril, rutas, puertos,  aeropuertos, áreas logísticas). En tal sentido, es alentador la conformación de un Ministerio de Transporte de la Provincia de Buenos Aires y, entre otras obras, la concreción de la segunda etapa de la Circunvalación Norte en Bahía Blanca (clave para la mejora del transporte de cargas entre el puerto de Bahía Blanca, el norte bonaerense y sur de las provincias de Santa Fe y Córdoba); la readecuación del cauce del Río Salado que favorece tanto a un gran sector agrícola bonaerense como a la cadena de valor de alimentos y evitando cortes de rutas y caminos por inundaciones; y las mejoras de las rutas nacionales y provinciales que vinculan a Mar del Plata con la región y el resto del país (rutas 88, 226, 11 y 2), con la construcción de una nueva avenida de circunvalación en ésta ciudad, recientemente confirmada por las autoridades bonaerenses pero incluyéndose, ahora, la conexión entre el Parque Industrial y el Puerto de Mar del Plata; las obras tanto en la ruta 88 (Batán, Miramar, Necochea) como la conversión en autovía el tramo de 72 kilómetros de la ruta 11 (Mar Chiquita – V. Gesell).

   * Consolidar los vínculos y la interacción entre todos los puertos oceánicos bonaerenses, estableciendo sinergias que brinden de mayor interconectividad, trabajando en equipo fundamentalmente para seguir avanzando hacia un sistema portuario integrado, provincial y regional  más competitivo, efectivo y sustentable. Estos puertos ya trabajan constante y profesionalmente en la mejora de sus infraestructuras, en la reducción de sus costos operativos, en el aumento de los volúmenes de carga, en la atracción de inversiones, en la generación de más y mejor empleo, en la incorporación de herramientas tecnológicas, en la transparencia y modernización de la gestión, en la implementación de mejoras para la seguridad laboral, y en sostenibilidad de la actividad portuaria a través del equilibrio entre el campo económico, ambiental y social, entre otros objetivos.

   * Fortalecer y afianzar la Zona Franca Bahía Blanca – Coronel Rosales, incluso a través de la pronta sanción del nuevo proyecto de ley de zonas francas (todavía en el Congreso de la Nación). Incrementar el desarrollo de los clústeres y aglomerados industriales.

   * Dado que las soluciones climáticas no pueden ni deben ser excluyentes, las empresas de gas y petróleo tienen asimismo sus capacidades y experiencias para reducir las emisiones globales y, por ello, también deben integrar esos espacios de diálogo.

   * Generar, dar a conocer y compartir con la sociedad civil datos e información veraz, actual, regular, y concreta  a través de las diferentes vías de comunicación.

   Si bien ningún país desaprovecharía recursos sin explotar, es deber y es derecho del Estado accionar e intervenir para aprovechar sus riquezas como así también preservar el medio ambiente y la calidad de vida de sus ciudadanos. Conocer los recursos que tenemos o no, pasa a ser una obligación de cada ciudadano y no sólo una cuestión de gobiernos.

   No solamente se trata de si en una década tendremos más temperaturas, menos agua o pocos bosques, cuestiones no menores por cierto, sino igualmente de cuántas argentinas y argentinos saldrán del desempleo, de la marginación, de tantas necesidades insatisfechas sociales, educativas y sanitarias.

   Tal vez, nuestra principal amenaza, puede terminar siendo no saber aprovechar las oportunidades (estas u otras) o que las potenciales inversiones resulten sostenibles sólo en lo ambiental y no generen soluciones sostenibles, también, en lo social y en lo productivo.

   La sociedad toda se beneficia, sí y sólo sí, si se impulsa y se alcanza una prosperidad compartida.