El estuario tiene unos 2.300 km2 y es sede tanto de una rica fauna y flora como de varios puertos, islas, marismas y una gran red de canales.
Redacción Argenports.com
Una importante disminución de la carga contaminante que diariamente se vuelca al estuario de Bahía Blanca comenzó a concretarse tras la entrada en operaciones de la planta de tratamiento de líquidos cloacales Primera Cuenca.
En las nuevas instalaciones se realiza un tratamiento primario y secundario, a partir de los cuales se obtiene un líquido adecuado para ser vertido al mar con una sensible merma de su impacto ambiental negativo.
El área costera de Bahía Blanca recibirá los beneficios de la gran inversión concretada.
De todas formas, queda luego por delante el gran desafío de concretar las etapas de depuración terciaria y cuaternaria, mediante las cuales se apunta a lograr producir un liquido adecuado para su empleo en las grandes industrias del Polo Petroquímico bahiense.
La depuradora habilitada realiza su primer tratamiento mediante un desarenado y una trampa de grasas, derivando el líquido tratado a un tanque de ecualización.
El tratamiento secundario es biológico, mediante una cámara anaeróbica y reactores, y deriva el material a los sedimentadores, donde el barro --con alta carga orgánica-- se separa del líquido, el cual recibe una última desinfección antes de ser volcado al mar.
Las obras demandaron más de 70 millones de dólares y su ejecución insumió varios años.
El sistema cloacal de Bahía Blanca está dividido en tres cuencas. La primera y la segunda derivan sus efluentes a la nueva planta depuradora, mientras que la tercera lo hace a la inaugurada en 2007 en cercanías del balneario Maldonado.
Cuando se disponga de los tratamientos terciarios y cuaternario que permitirán el reúso de los efluentes tratados, todo los efluentes de la tercera cuenca serán también derivados, mediante un acueducto, a la primera para su tratamiento.
En estos momentos la nueva planta está funcionando aunque se sigue trabajando en los ajustes del proceso.
A la izquierda, recipiente con una muestra de líquido tomada al ingreso de la planta y, a la derecha, muestra tomada al egreso de las instalaciones.
Según muestra la foto tomada en el labotatorio, se puede observar la muestra del ingreso de líquido obtenida a metros de la entrada, y otra a la salida de los sedimentadores, luego de atravesar la depuración secundaria.
La planta tiene capacidad para el tratamiento de 2.200 m3 por hora y realiza un tratamiento primario y secundario de los líquidos clocales.
Sin embargo aún deben finalizarse tareas en el sector de tratamientos de lodos, que es la última etapa del proceso.
El gerente de saneamiento de ABSA, ingeniero Pablo Totaro, detalló que “se trabajó en el ajuste de las mesas espesadoras y en el agua para el lavado de las mismas. Ahora las tareas están enfocadas en la puesta en marcha y verificación de los digestores de barros”